Desde antes de llegar, el hotel se ofreció para venir a buscarnos a la estación. Una vez en el hotel, la atención hacia nosotros fue total. Nos facilitaron información para la ruta Nakasendo e nos hicieron una visita por las diferentes casas de invitados, una con más de 400 años de antigüedad. La cena y desayuno son una experiencia gastronómica brutal y se adaptaron a nuestars singularidades. 100% recomendable!